martes, julio 26, 2005

Verano

Un silencio abrumador guardado por las bocas de los presentes, como si se tratara de un dia de duelo. Pero sin caras largas ni ojos hinchados de tanto llorar. Al fondo un merengue ameniza el correr de las horas más cálidas del día. He comprobado que es el excesivo calor el que nos mantiene lentos y calladitos. Hay que guardar fuerzas para el medio día, para aguantar los pocos pasos que nos separan del restaurante donde diariamente nos alimentamos. Alguien llamado OSO se queja del vapor que expelen nuestros cuerpos, yo sin disimulo me olisqueo la axila para asegurarme que sigue seca y luego me levanto por otro vaso de agua hielo. Añoro el fríito rico de Guatemala, al final de cualquier circunstancia, siempre termino añorando.